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Un pedacito francés

  • sobretauladisseny
  • 12 may 2016
  • 3 Min. de lectura

Cuándo te planteas irte de viaje y no tienes un sitio clara en mente, normalmente te vienen a la cabeza las principales capitales: Praga, Londres, Berlín… Pues en esta ocasión os traemos uno de esos lugares que sin ser la típica opción segura, cualquiera que haya estado allí unos días os dirà que hay que ver ¡si o si!

Nos situamos cerca de la costa oeste de Francia, en Burdeos, y nos olvidamos de ¡París, mon amour!, pues en esta ciudad se respira un aire completamente distinto.

Burdeos es una ciudad relativamente pequeña, donde todo lo que uno no puede perderse se encuentra en el mismo centro. Aunque dispone de tranvía, recomendamos andar por sus calles y descubrir todos los rincones, ya que además es muy fácil orientarse. Será por el río, por las puntas de los altos campanarios o porque cada calle tiene algo peculiar.

La lista de sitios para ver podría ser muy larga, y crecer en cada visita a la ciudad, pero como en todas partes hay unos imprescindibles, o al menos algunos rincones que creemos que realmente merecen la pena.

El río siempre le aporta atractivo a una ciudad, pero si además tiene un paseo tan bien cuidado como el de Burdeos, invita a largas paseadas tanto de día como de noche, cuándo el “Pont de Pierre” (puente de piedra) está iluminado. ¡Una anécdota!, el puente fue construido por orden de Napoleón, razón por la qual tiene 17 arcos, uno para cada letra de su nombre (Napoleón Bonaparte). ¡Ala, ya sabéis una cosa más!

En el mismo paseo hay uno de los edificios más importantes de la ciudad en la “Place de la Borse”, también digno de apreciar cuando queda iluminado. Pero lo más interesante es el efecto que se consigue con la gran fuente al otro lado de la calle, que funciona como un espejo.

Otro sitio con un encanto muy particular es la “Porte Cailhau”, que da a una pequeña plaza con mucho ambiente y que recuerda los torreones de los castillos de Disney. Con el mismo estilo encontramos la iglesia de San Éloi, que aunque se camufla entre los edificios, deja al descubierto el campanario con forma de puerta igual que la anterior.

Otros sitios con encanto son el gran edificio de la opera o la gran fuente de la "Place des Quinconces", donde se celebran grandes mercados.

Como principal edificio religioso está la Catedral de Burdeos y su torre separada de “Pey-Berland”, pero también se pueden ver, con un estilo similar, la iglesia de “Saint Louis Chartrons” o la basílica de “Saint Michel”.

Para ver un poco de verde dentro de la ciudad os podéis dirigir a la “Place Gambetta” o al Jardín Botánico, para perderse un rato y leer un buen libro.

Pero si disponéis de más días y la ciudad os queda pequeña hay un par de sitios cerquita que podéis visitar.

Para los amantes del vino, Saint Emilion es un pueblecito con mucho encanto característico por sus viñedos. Pasear por sus calles estrechas y comer los “macarons” típicos del pueblo es una elección estupenda para una tarde diferente.

A una hora en coche nos encontramos con un fenómeno de la naturaleza en plena Francia, una duna de grandísimas dimensiones que se ha convertido en una atracción turística y un lugar por donde pasear y disfrutar de unas fantásticas vistas al mar. ¡Además podréis admirar el espectáculo de los parapentistas que se cuentan a decenas en el aire!

¡Una opción menos turística para aquellos que quieran conocer un poco más de la France!

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