Congelar el instante
- sobretauladisseny
- 14 abr 2016
- 3 Min. de lectura

Hoy nos sentamos en la mesa con Jan Padilla para que nos cuente los orígenes, los secretos y las expectativas de su pasión por la fotografía.
Rodeados de un ambiente de lo más internacional en el bar Caravelle, en pleno centro de Barcelona, mientras tomamos café y un delicioso crumble de manzana, Jan, un joven estudiante de diseño audiovisual nos cuenta que descubrió este sitio paseando por el barrio, otro de sus hobbies, que le incita a pensar, observar y volver a casa con nuevas historias.

Creemos que un buen inicio es la respuesta que nos da a: ¿qué animal te gustaria ser en otra vida? “Un ciervo, porque cuando pienso en naturaleza es el primer animal que me viene a la mente a la hora de representarla; su tranquilidad e inocencia me cautivan.”
Así pues se hace visible su amor por la naturaleza, por los animales y su carácter tranquilo, a veces solitario pero de lo más curioso.

Descubrió la fotografía hará unos 5 años, cuando buscando una vía de escape a la rutina salía a pasear por su ciudad natal: Gerona, y fotografiaba aquellos sitios que le gustaban, simplemente para volver a casa y poder decir “mira donde he estado, que bonito ese sitio”.
Así fue descubriendo su pasión y conexión con las múltiples cámaras que tiene, que le ayudan a plasmar sus sentimientos e inmortalizar aquellas personas que le importan o aquellos elementos como la naturaleza o el amor. Esto es lo que la fotografía significa para Jan, poder congelar aquellos instantes del tiempo que quiere recordar siempre.

Pero además, sus fotografías tiene una característica poco común hoy en día, y es que están hechas con una cámara analógica. ¿Qué porqué usa una cámara analógica pudiendo usar una digital? Su respuesta es clara. Se pasaba horas intentando que sus fotografías digitales consiguieran parecerse a sus referentes analógicos, hasta que decidió cambiar de medio y se quedó enganchado al proceso que supone. Con 36 fotos por carrete, no se trata de disparar a lo loco y escoger cuál ha quedado mejor, sino de conocer la cámara, hacer la foto y ya está. Además, aprecia la lentitud del medio, la sensación de ir a revelar el carrete y ni acordarte de qué fotos habías hecho, cosa que le hace valorar mucho más cada imagen.

Aunque le costaría muchísimo escoger una única fotografía, nos cuenta que lo que más le gusta inmortalizar es la naturaleza, pues supone un reto al saber que nunca serás capaz de captar todos los imputs que ésta puede darte.
Un gran ejemplo lo tenemos en el álbum-diario de su último viaje por Huesca, del que nos deja unas espectaculares imágenes de Monteperdido. Nos cuenta que aunque le encantaría viajar por muchísimos sitios, le gusta poder mostrar que cerca de casa tenemos parajes sobrenaturales.
Un sitio al que quiere volver es Chile, pues ya fué cuando era pequeño y le fascinaron las playas infinitas sin un alma, la naturaleza en su estado más puro.
Finalmente, terminamos con su consejo de ser uno mismo, hacer algo si realmente quieres hacerlo y amar los pequeños detalles de la vida, desde una buena conversación o un momento en soledad, porque la vida está llena de cosas gratuitas que nos pueden hacer muy felices.

¡Tomamos nota, y os dejamos los links para que podáis ver todo su trabajo!
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